La tragedia del Moby Prince

22.25 horas del 10 de abril de 1991, el puerto del Livorno. En el petrolero Agip Abruzzo, cargado con 82 mil toneladas de luz iraní, se produjo un incendio tras la colisión con otro buque, también en llamas, que ahora se sale de control en las aguas frente al aeropuerto de la Toscana. Es un ferry programado: el Moby Prince of  Navarma, navegó a las 22.03 y se dirigía a Olbia.

A bordo, 76 pasajeros y 65 tripulantes. "¡Estamos ardiendo! ¡Un barco ha venido a nosotros!". Estas son las palabras del comandante Renato Superina, que dejó en las cintas de la Autoridad Portuaria. El rescate llega a tiempo: las 18 personas a bordo vuelven a tierra sanas y salvas, el fuego está domesticado. ¿Y el Moby Prince?

La comunicación se transmite en el canal 16 VHF, el utilizado para emergencias. Sin respuesta. Entonces voces confusas y fragmentarias. Y silencio. Las horas pasan, es una masacre, la mayor tragedia de la marina civil italiana: 140 personas mueren en las llamas a bordo del barco de pasajeros. 

Y mientras tanto arde el Moby, las primeras controversias por los retrasos en el rescate, la niebla que para algunos no es para otros, el fallo del timón, por un error humano, hasta la hipótesis de un ataque. Controversias que alimentan los procesos y hacen de la tragedia de Moby uno de los misterios italianos. Desde entonces han pasado más de veinte años de llanto, enojo y dolor. Las familias de las 140 víctimas aún esperan justicia. De hecho, dos investigaciones y tantos ensayos no han aclarado completamente lo que realmente sucedió.